Trujillo canta a su Madre de la Victoria. Han sido días intensos, marcados por la oración y la emoción compartida. Después de la bajada de la Virgen, la Novena celebrada en la Iglesia de San Martín de Tours nos fue preparando el corazón poco a poco, reuniéndonos noche tras noche en torno a nuestra Madre. Cada rezo, cada silencio compartido en el templo, nos hacía sentir que la Virgen estaba más cerca, acompañando nuestras vidas cotidianas. La Salve fue un estallido de fe. La Plaza Mayor repleta, las voces unidas, los ojos brillantes… no era solo un canto, era una declaración de amor de todo un pueblo a su Patrona. Y llegó la subida al castillo, las campanas repicaban y de nuevo las voces se unían para cantar el Himno Salve a la Virgen de la Victoria, los vivas y aplausos no cesaban. Ya está la Virgen de la Victoria en su casa , en su morada Santa desde el castillo , nos cuida y nos da fuerza, nos ilumina en nuestro camino y nos protege con fraternal amor . Ahora, con las fiestas concluidas, queda la certeza de haber vivido algo grande: la fuerza de la tradición, la unión de un pueblo y la fe profunda que sigue latiendo en Trujillo bajo el manto protector de la Virgen de la Victoria.